Como le dije al propio Carlosblansa en cuanto tuve la oportunidad, ¡se me acaban las palabras para elogiar su maestría al joystick! Tras su forzoso (y victorioso) repaso al Uchi Mata se ha resarcido a sí mismo premiándose con el Nebulus de Hewson, uno de esos juegos en los que estamos seguros de que no quedó un solo byte libre en la memoria del Spectrum, porque además de ser considerablemente largo comparado con los estándares de la época, cuenta con unos efectos gráficos en la rotación de las torres ante los que nos quitamos el sombrero. De dificultad también anda sobrado el programa, pero eso es algo que parece no ser obstáculo para Carlosblansa. ¡Otra muesca a su revolver!
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