Los que llevamos unos añitos destrozando mandos hemos sido testigos del cambio que ha habido en la industria del videojuego a lo largo de los años, pasando de ser el inocente entretenimiento de cualquier chaval ochentero que podía programar sus propios juegos en casa y aspirar a verlos publicados, a lo que es hoy día, un negocio multimillonario en el que hay muchos intereses implicados.
Digo esto porque si cuando me parecían absurdos los DLC consistentes únicamente en trajes o armas, llegaron los que contenían misiones imprescindibles para entender la historia del juego (¡nos vendían un juego incompleto!), pero lo del nuevo e inminente Wolfenstein: The New Order clama al cielo.
Resulta que Bethesda tiene planeado sacar una edición super ultra mega especial que incluye mapas, planos, postales, parches, chapas, cartas, una radiografía (?), una figurita articulable pintada a mano y un estuche especial para el juego. Todo ello al ajustado precio de 100 dólares, que no dudeis que mediante el habitual conversor de moneda que manejan estas compañías serán 100 euros.
La mayoría pensaréis que no he nombrado el juego entre los contenidos de la edición especial porque se da por sentado que viene incluido. ¡Pues no, no viene! Eso sí, te dan el estuche especial para cuando te gastes otros 60 euros en comprar el juego aparte.
Hubo un tiempo en que las ediciones normales de los juegos eran iguales o mejores que lo que hoy se conoce como edición especial. Después alguien decidió que era más rentable vendernos un DVD en caja de plástico genérica y con las instrucciones en PDF, y que quien las quisiera impresas y con una chapita "de regalo" pagase 30 o 40 euros más. Ahora alguna mente lúcida se ha preguntado: ¿por qué venderles la edición normal o la de coleccionista cuando podemos hacer que compren ambas?
Eso sí, los desarrolladores prometen que quien reserve ya el juego podra ser beta-tester del próximo Doom. Y es que esa es otra, hasta nos quieren convencer de que somos unos privilegiados por hacerles el trabajo de encontrar los bugs.
Y ahora os pregunto: ¿todavía le extraña a alguien que algunas personas prefiramos las ediciones digitales?