miércoles, 29 de septiembre de 2021

Agosto 2021: Resumen Mensual

 
¡En agosto tampoco paramos! ¿Estuviste al tanto de todo lo que publicamos? Pues ahora te proporcionamos la recopilación para que lo tengas todo al alcance de un click. Pero antes de empezar permíteme que te recuerde que si quieres estar al día de todo lo que hagamos, puedes seguirnos a través de Twitter y Facebook, suscribirte a nuestro canal de YouTube, escuchar nuestro Podcast, o charlar con nosotros y nuestra comunidad en el canal de canal de Telegram de Yo Tenía Un Juego. Como siempre, primero enumeramos todos los contenidos del mes, y al final de la entrada te los ponemos todos juntitos para que te resulte más sencillo acceder al que quieras. ¡Vamos al lío!

Las aventuras de Roger Wilco continuaron en la videoguía de Space Quest III que subió Carlosblansa a mediados de mes. Esta saga es mágica, porque aún hoy sigo descubriendo en ella referencias a todo tipo de productos relacionados con la ciencia ficción que en su día me pasaron desapercibidas. De un corte muy diferente es King's Valley de Konami, juego que en su versión MSX nos mostró Carlos en su totalidad.

Ya está a la venta la expansión Tortuga de Skull Tales, quizás el mejor dungeon crawler de piratas que existe. Nosotros te la enseñamos y te contamos las novedades que aporta unos días antes de su salida a tiendas. Imperial Assault es un juego de mesa complicado de guardar, sobre todo si tienes algunas de sus expansiones. El inserto de e-raptor es una de las posibilidades que existen en el mercado para tenerlo bien ordenadito, y te lo enseñamos en este vídeo. También nos pusimos el traje de magos para enseñarte unos cuantos hechizos mientras desprecintábamos la caja de Harry Potter - Defensa Contra Las Artes Oscuras. Y para que hubiera de todo no podía faltar uno de nuestros clásicos tutoriales, que en esta ocasión fue el de Megacity Oceanía, que nos propone el reto de construir una ciudad sobre el mar.

Y para echar la lagrimita nostálgica te proporcionamos una nueva entrega de Zona De Juego, emitida originalmente en TVE el 30/09/1993.

Estamos cogiendo la costumbre de grabar un podcast al mes, incluso en agosto, ¡porque nosotros volvemos por vacaciones! Eso sí, es difícil explicar de qué trató el programa, que bajo el ecléctico título de La Merienda Con Chuky aúna los bocatas de chorizo, Star Trek y las anchoas.

Volvemos en un mes con más resumen de contenidos. Mientras tanto, ¡jugad mucho, a lo que sea, pero jugad!







sábado, 25 de septiembre de 2021

Un Día En El Videoclub

Corría el año 1986 y algo extraordinario iba a suceder. Aquel día llegó a nuestra casa un flamante vídeo Panasonic de 4 cabezales. A partir de ese momento mi pequeño mundo cambió por completo y nunca volvería a ser el mismo.

Hasta ese instante el "contenido multimedia" de mi vida estaba reducido a 2 canales de televisión donde únicamente se podía disfrutar de lo emitido a unas horas muy determinadas, y eso compis, es otra historia que deberá ser contada en otro momento.

Recuerdo cómo fue todo: Era otoño, llovía mucho y fuimos en coche a comprarme unos pantalones vaqueros Lois, puesto que mis viejas rodilleras ya no daban para más tute de tanto remiendo. Tras salir de la tienda vimos que habían cambiado la antigua mercería que hacía esquina por un local cuyo nombre se me quedó más grabado en la memoria que la clavada en la roca de excalibur por Uther Pendragón. Aquel nombre era "VideoClub 2000". Habían cubierto todos los cristales exteriores del local con posters de películas que no sabía ni que existían pero que eran sencillamente alucinantes, y en el escaparate más grande, los tres que más me impactaron: Los Goonies, Juegos De Guerra y El Último Starfighter.

Entré con mis padres, y lo que sucedió después trataré de explicarlo lo más cercano a como lo viví, aunque seguramente me quede muy corto porque las palabras no hacen justicia a aquellas maravillosas sensaciones. Aquel local era inmenso, tened en cuenta que yo tenía seis añitos y era impresionable hasta por el tamaño de La Botilde del "un dos tres". Nada más entrar, perpendilucarmente a la puerta había cuatro hileras de películas con sus preciosas carátulas, y una sección horizontal al fondo, más oculta a la vista (más tarde descubriría que era la sección adulta). Y el olor, compis, ese olor a cinta VHS y a caja de plástico (si hiciesen perfumes de ambientación con ese olor vendería millones). Justo a la izquierda quedaba el mostrador de atención al publico, y recuerdo vívidamente a la señora que atendía al lado de la caja registradora. Era risueña, de unos cincuenta años, aunque tendría muchos menos, pero para mí era la señora mayor del videoclub. Mis padres se acercaron y se dieron de alta. Una vez rellenados los datos en bolígrafo y archivados en ficha de papel (la base de datos ni existía ni se la esperaba) nos asignó el número de socio 2214 en una pequeña tarjeta muy cutre que aún hoy conservo puesto que fué plastificada inmediatamente. Dos mil doscientos catorce... El numero más bonito del mundo.

Acto seguido mis padres me dijeron otra frase, y os puedo asegurar que fue literal, ya que la escucho en mi cerebro mientras escribo estas palabras como si sonase en la realidad: "Anda hijo, date una vuelta por ahí a ver que ves... ¡Pero date prisa!". Ahora imaginad a un crio de seis años, rodeado de estanterías de maravilloso cine con carátulas  de dibujos animados, aventuras, piratas, naves espaciales, romanos y espadas medievales... ¿Y me sueltan '¡Pero date prisa!'? Tenía más ansiedad que un cirujano en una operación a corazón abierto. En definitiva, empecé a andar y a maravillarme con las carátulas. Ahí empezó mi amor por el cine, y en especial por el cine de los 80 y de los 90, eso sí, visto con los ojos de aquel niño, porque mucho del cine de aquellos años visto hoy en día rechina tanto como una máquina de vapor oxidada. Hay diálogos tan rancios y manidos que asustan al más pintado, pero ay, qué filtro tan bello es la infancia. Sin duda de aquellos años surgieron joyas eternas que siempre disfrutaremos.

Ese día de otoño en particular nos fuimos a casa con una copia de Starman de John Carpenter y La Muerte Tenía Un Precio de Sergio Leone. Fue un fin de semana maravilloso. Aquel aparato de vídeo, tosco y obsoleto a nuestros estándares, era lo más parecido a una fábrica de sueños que uno pudiese imaginar. Digamos que era nuestro Willy Wonka particular. Yo personalmente flipaba con cada uno de sus botones y displays digitales... ¡Era el futuro, caray, y en nuestro salón!  Y el resto es historia. De ahí surgieron tardes maravillosas viendo La Historia Interminable, DARYL, El Valle Perdido, Indiana Jones (la trilogía), Conan el Barbaro, Teen Wolf (De pelo en Pecho), Los Goonies (en casa se formó un revuelo cuando Gordi gritaba "¡Un Fiambre!") y tantas, tantísimas historias increíbles que revisitábamos una y otra vez. A esto se le añadía la posibilidad de grabar películas de la televisión, aunque para mis padres programar el vídeo era como trazar el plan de vuelo del Apollo XI con escuadra y cartabón. 

Gracias a aquel aparatejo pude aprender cada uno de los diálogos de Star Wars, Willow, Desafio Total, Robocop, Star Trek (toooodas las pelis) y por último y no menos importante Blade Runner, película que junto con El Imperio Contraataca formó parte de la lista de cintas que se estropearon de tanto ponerlas (con el consiguiente trauma por su pérdida).

Hoy día la gente menor de 20 años que tiene a mano plataformas de streaming por todos lados con contenidos infinitos no pueden llegar a imaginar qué significaba esto, desgranar cada fotograma de una película que te hacía vivir emociones a flor de piel aunque la hubieses visto más de treinta veces, que no te importase ni la resolución, ni los "kas" ni los pixels, ni el sonido 5.1 ni chufas por el estilo... No hacía falta, puesto que la magia no requiere de grandes medios, únicamente de ilusión, todo el tiempo del mundo y ganas de devorar historias que, con la mitad y menos del presupuesto de las películas de hoy día, consiguieron alcanzar el corazón de toda una generación que aún hoy vive en un mundo donde los remakes están a la orden del día, y la falta de originalidad se suple con violencia gratuita, efectos especiales que saturan y guiones de lo más predecible.

Años más tarde recuerdo el cierre de aquel videoclub cuando llegó el BlockBuster Video a la misma calle en 1995 y se comió líteralmente el mercado en la zona. No obstante, también se acabó el típico cartelito de "alquilado" en las pocas copias de los estrenos más codiciados puesto que tenían copias de sobra (salvo casos muy contados).

Como conclusión a este artículo de abuelo cebolleta va mi opinión simple y clara. Echo de menos la magia de ir a aquel Videoclub y escoger una película por la carátula, rebobinarla en nuestro rebobinador con forma de coche deportivo y darle al botón de Play en aquel maravilloso cacharro obsoleto. Y sí, hoy día disfruto de Netflix, HBO, Prime, etc, pero es como escribir una carta a mano a alguien que quieres, o escuchar un disco de música entero sin hacer nada más que eso, escuchar ese disco y desgranar cada letra y cada canción. Creo que estamos sobresaturados, y que el fenómeno del entretenimiento audiovisual crea momentos aberrantes como el de estar más rato decidiendo qué ver en las plataformas de streaming que simplemente disfrutando del contenido en sí, pero por otro lado entiendo que también es parte del fenómeno de la nostalgia y de la percepción distorsionada que teníamos de la realidad al ser más peques, porque objetivamente nuestro acceso a la música y al cine era muy limitado, y además con una resolución de imagen que hoy día no aceptaríamos ni locos.

Aún con todo os recomiendo encarecidamente desempolvar vuestros viejos videos y recuperar alguna vieja cinta VHS. Coged un bol de palomitas y dadle al botón del play para sentir al menos una última vez la magía, y en mi caso el recuerdo de aquella lluviosa tarde de 1986 cuando el cine se quedó en mi casa y yo soñé que una nave espacial me llevaba a las estrellas.

Twinsenspock.

martes, 21 de septiembre de 2021

Julio 2021: Resumen Mensual

Cuando nadie esperaba ya el resumen mensual de Julio, aparece. Y por eso hace más ilusión, ¿a que sí? Pero antes de empezar permíteme que te recuerde que si quieres estar al día de todo lo que hagamos, puedes seguirnos a través de Twitter y Facebook, suscribirte a nuestro canal de YouTube, escuchar nuestro Podcast, o charlar con nosotros y nuestra comunidad en el canal de canal de Telegram de Yo Tenía Un Juego. Como siempre, primero enumeramos todos los contenidos del mes, y al final de la entrada te los ponemos todos juntitos para que te resulte más sencillo acceder al que quieras. ¡Vamos al lío!

Lo primero que tenemos que recordarte es que en julio colgamos nuestra última revista de videojuegos retro para descargar gratuitamente. Toda la información acerca de su contenido y el enlace de descarga la tienes en este enlace.
 
A principios de mes, Carlosblansa se pasó el Contra de Spectrum, o sea, Gryzor. ¡Algo que no está al alcance de cualquier jugador! Un par de semanas después retomamos las aventuras gráficas con Space Quest II. Tenemos la impresión de que los gameplays de aventuras os están gustando especialmente, así que se lo hemos hecho saber a Carlos para que no abandone esta línea de vídeos. Su última aportación de Julio fue Circus, juego de Spectrum editado en 1987 y que no debes confundir con la aventura homónima de 1983. En este caso nos situamos dentro de un circo romano, ¡y lo tendríamos crudo para sobrevivir de no ser por la habilidad de Carlos!

Los vídeos de juegos de mesa giraron en torno a Bloodborne. Este dungeon crawler nos ha conquistado gracias a su alta dificultad y la estrategia que exige el combate, y por supuesto a la ambientación tan particular en la ciudad de Yarnham. Complementando el unboxing que ya subimos en el mes de junio, ahora os enseñamos a jugar a Bloodborne, el Juego de Tablero, explicando además cuáles son los aspectos cruciales en que debéis fijaros si queréis tener posibilidades de éxito. Y como no hay dos sin tres, terminamos el mes ampliando el tutorial con los mejores trucos y estrategias para jugar a Bloodborne, el Juego de Tablero.
 
Además cumplimos nuestra cita con el podcast, porque nosotros cumplimos lo que prometemos: aperiodicidad, atematicidad, sin presentador fijo y sin descanso entre temporadas. Así que en julio nos metimos en harina con un podcast sobre la Nintendo 64: su historia y nuestros juegos favoritos.
 
No podía haber un mes sin programa de Zona de Juego, y en este caso os ofrecimos el que se emitió originalmente en TVE el 23 de Enero de 1996. ¡Mejor no hagas la resta de cuántos años han pasado si no quieres descubrir que eres tan viejuner como nosotros!

Volvemos en un mes con más resumen de contenidos. Mientras tanto, ¡jugad mucho, a lo que sea, pero jugad!
 
 



sábado, 18 de septiembre de 2021

Ayer Tiré Mi Ordenador Por La Ventana

- ¿Vemos una peli cariño? – Le dije a Mari mientras preparaba la cena y la comida para mañana en la oficina.

- Pero mañana es lunes y tienes que madrugar, Paco. Además… Podríamos acostarnos prontito y… Bueno, ya sabes…. – Me dice mientras se toca ese maravilloso rizo que le sale desde la nuca y le cae sobre los hombros. Mmmm, parece un buen plan.

- Ouuuu yeahhh, pero…. ¡Oh, mierda! Se me había olvidado, prometí a mi jefe entregarle mañana a primera hora el informe para la propuesta de venta con el nuevo cliente. Pero ya está casi terminado. Mira, déjame que enciendo el ordenador, yo creo que en 20 minutos ya estoy, es retocarlo un poco y listo. Y soy tooooodo tuyoooooo.

- Genial. Pues te espero en la cama - me besa en la mejilla y me roza el brazo con su rizo juguetón – No tardes.

Vale Paco, a ver, céntrate que la Mari y su rizo te están esperando y mañana madrugas, así que no te columpies, céntrate. Y encendí el ordenador….

Miro el reloj: las 23:34h. Veinte minutos, ¿eh Paco? Va, es abrir el Word y meter un par de fotos, unos títulos en negrita y dejarlo resultón. Parece que tarda en encender. Debería ducharme. ¿Guardé el tupper de la comida de mañana en la nevera? Voy a la cocina: muy bien Paco, te lo dejaste fuera. Lo meto en la nevera. Ya se habrá encendido el ordenador, ¿verdad?... Pero, ¿qué pasa?


Mierda… miro el reloj: 23:56. Y tan solo llevo el 75%. Pero ¿por qué no me he puesto a hacer esto antes? Todo a última hora Paco, de verdad.
-  ¿Cariño?
-  Mari, sí, perdona amor, que el ordenador está tardando en encender, voy en seguida, no te duermas,  ¿eh?
-   Ooook.
¿Qué hago mientras? ¿Me ducho? Venga, así aprovecho el tiempo, porque hasta que este trasto no encienda no puedo hacer nada. Las 00:21. 
 
Vuelvo recién duchado, ¡qué calor hace! Bien, el 97%, ¡ya casi está!
 
- ¿Mariiii? Sigues despierta??
- ¡Sí, pero me está entrando sueño cari!
- Ya estoy cielo, ya casi estoy.
- Valeeeee...
 
Las 00:32... Por fin encendió este maldito trasto. Login, contraseña... ¡Venga, busca el Word!
 

Es que mira que es lento... ¿A qué hora me levanto mañana? A las 6:30. Pongo el despertador. Pffff, otro lunes que voy zombi a la oficina. Abro la ventana y hace un calor infernal. Se abre el Word. Empiezo a escribir los títulos…

- ¿Mari?? ¿Estás despierta cariño???
- …..

Muy bien Paco, se ha dormido, y tú madrugas. Date vida macho.


Mensajes de “Preparación"… Pero, ¿qué prepara?… ¡¡¡Siempre está preparando algo!!!
Otra vez a esperar, voy a fregar los cacharros de la cena. Me paso por la habitación, Mari duerme, le doy un beso en la frente. Y vuelvo al ataque. La 1:13.

Mi jefe me mata, ya me ha dado dos toques de atención:
 
- Paco, esta vez lo quiero el lunes a primera hora, en serio, este cliente es importante. 
- Sí Eugenio, no te fallaré, si ya casi lo tengo, lo hago en casa este finde. Prometido.

Mientras espero, me corto las uñas. Miro de reojo, me parece ver algo raro, un destello parpadeante, me quedo mirando fijamente la cámara sobre la pantalla. Juraría que alguien me mira… 
 
- Paco se te va la olla.
 
Me muero de calor, enciendo el ventilador. Miro varias veces la pantalla y tras 32 minutos aparece la pantalla principal. ¡Bien! Voy al Word, ahí está esperándome. Inserto una imagen. Retoco el margen derecho y….


¿Instalando más actualizaciones? Espere doscientos siglos mientras le instalo un millón de mierdas que no va a usar y le bloqueo mientras tanto su equipo haciendo que vaya lento y a trompicones. ¿Esto va en serio? No me lo puedo creer, y no me cabe duda de que la cámara me mira fijamente… Me cuesta respirar, el aire es asfixiante y me armo de paciencia. Es la 1:56. ¿Puse el despertador? Lo compruebo y vuelvo al trabajo.

 

Con este error no sé si llamar al servicio técnico o avisar a un traductor de hebreo antiguo, la verdad no lo sé. Noto que me tiembla el párpado del ojo derecho, me lo sujeto con la mano y doy un bote en la silla. ¡Ha parpadeado! ¡La cámara! ¡Es un ojo! ¡Me mira! Camino hacia atrás, todavía sentado en la silla, impulsándome con las ruedas, y me quedo contra la pared, observando en silencio ese punto que me observa. Me noto el corazón palpitando, no paro de sudar, me quedo ahí un rato sentado contra la pared, con la mente en blanco, en shock. No puede ser Paco, es una cámara, un ordenador, no puede haber nadie ahí mirándote. Las 2:21. Por mis cojones que mañana Eugenio tiene su informe en la mesa, por mis cojones...

 Clic, clic… no va, ¿qué le pasa al ratón? Tiro del cable, me agacho debajo de la mesa, me pongo de rodillas tirando del cable hasta llegar debajo del escritorio. Madre mía la de mierda que hay aquí,¿tengo que meter la mano ahí? ¡Pero si parece un nido de ratas! ¿Cuánto hace que no limpio esto? Algo se mueve entre el nido de ratas. Aprieto el conector corriendo, acojonado, y de las prisas por salir del nido infernal me golpeo la cabeza con el escritorio. Me quedo un rato tumbado en el suelo, en un charco de sudor. Las 2:52.

¿Cuánto tiempo he estado en el suelo? Me incorporo,  tiene pinta de que hoy no duermo. Continuo con mi informe ahora que parece que el ordenador funciona. ¡Venga Paco, igual duermes al menos 3 horitas! Pasaron 10 minutos y…


¡¡¡Nooooo!!! ¿Dónde está la opción de “Recordar más tarde”? ¡¡¡Más tarde!!! ¡Necesito que me des la oportunidad de recordármelo más tarde! ¡Oh, ser infernal que habitas dentro de mi ordenador, ten piedad de mí! Busco el ratón, y parece que vuelve a responder. Miro mi mano y tiro el ratón contra el suelo. ¿Una rata? Me ha parecido ver una rata, ¡en mi mano! Te estás volviendo loco Paco... Joder, tapa esa cámara. Me levanto y me pongo a buscar algo para tapar ese ojo observador que me juzga y hace guiños esporádicos.

No sé dónde guarda Mari el esparadrapo, o las tiritas, algo que se pegue ahí por Dios... me mira tan fíjamente... Abro todos los cajones de la casa buscando el botiquín (luego lo coloco… pienso). Si despierto a Mari a estas horas para preguntarle por el esparadrapo igual me mata. A ver qué otras opciones hay... Encuentro un chicle rebuscando en el bolso de Mari, lo mastico y lo pego en la cámara. 

– ¡Jódete, maldito voyeur de los cojones! - grito triunfante. Me da un tic en el ojo y son las 4:05.

Me queda muy poco. Eugenio va a estar orgulloso de mí. Inserto una imagen y...

Aprieto el ratón, rezando para que no se vuelva a convertir en rata, me tiembla el ojo, me palpita el pecho, sudo, sudo mucho. Las 4:47. Creo que por cálculo de probabilidades no pueden saltar más errores/actualizaciones/putadas. Voy a seguir...

¿En inglés? Las 5 de la mañana, ¿y te diriges a mí en inglés? Máquina infernal, ¿quieres pelea?. Me duele el brazo izquierdo y estoy un poco mareado, así que voy a la cocina y bebo agua. Mañana no va a haber quien me levante, eso si me acuesto. Oigo un ruido, ¿será el ventilador del ordenador? Si es que se tendría que estar quemando de la mala ostia que tiene, si es que no me extraña. Parece una especie de silbidito, un susurro o una risita contenida. Me acerco al despacho lentamente, por el pasillo, tratando de escuchar, de descifrar lo que dice.

Pero vamos a ver Paco, ¿lo que dice quién? ¿Te está petando la cabeza o qué? Estás conspiranoico. Me asomo por la puerta y miro al nido de ratas que antes era mi ordenador. Varios puntos de colores me miran: unos parpadean, otros se quedan fijos, y los restantes me juzgan.
No sé si acercarme, pero antes compruebo que el chicle sigue en su lugar. Me palpita el corazón, el calor es abrasador, el ventilador susurra entre gemiditos y risitas, se ríe de mí. Las 5:41.

Creo que me rindo, lo voy a dejar por hoy. Mira, cierro todo y ya me invento algo que decirle a Eugenio, no sé, cualquier cosa. Necesito aunque sea estirarme un rato en la cama y relajarme porque me palpita el ojo desde hace un buen rato, y ahora también hay una vena a la altura de la sien que me está matando. Qué dolor de cabeza macho, será el calor.

Susurros…

Risitas…

Apaga Paco, que le den por culo, ningún trabajo merece tu salud mental. A la mierda. Clico “Inicio” y…

Las risitas se convierten en carcajadas. Oigo truenos en mi cabeza, tengo escalofríos, me tiembla el ojo, la sien, la mano, el pecho, y tengo un tic en la pierna. La rata se mueve bajo mi mano, doy un salto hacia atrás, la silla sale despedida hacia la pared y con ella un par de cables procedentes del nido de ratas, que chillan y ríen, ¡se ríen de mí!

Cojo la pantalla, esa que me mira con sus puntitos de colores y lucecitas, me observa, me juzga, se ríe. La estampo contra el escritorio, el nido de ratas se descontrola y me parece sentirlas corretear  por mis pies. Joder, qué asco. Tiro la pantalla por la ventana, con el chicle pegado, claro, y a la rata, y todo el nido.

Me quedo mirando por la ventana: está amaneciendo. Los ruiditos y susurros se oyen un poco más lejos, me deslizo hacia el suelo y me quedo observándolo. Una pelusa se mueve en círculos delante del ventilador, que susurra y se ríe. Suena el despertador… Las 6:30.